ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) y RSE (Responsabilidad Social Empresarial)
ODS son las siglas de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
El concepto fue acuñado en 2015 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) con el objetivo de abordar los grandes retos globales en materia de sostenibilidad.
En total, 193 países apostaron por el compromiso de un desarrollo que busque responder a las necesidades globales actuales, concretado en una agenda de 17 objetivos -con 169 metas- que deberían cumplirse en 2030.
Para las empresas, los ODS representan un mapa para identificar el impacto y el valor social, económico y medioambiental que aportan y causan en el mundo, lo que permite mejorar su reputación y sus relaciones con grupos de interés.
De los 17 ODS, hay cinco que suelen marcar las líneas de actuación de una empresa que apuesta por hacer más sostenible su negocio.
RSE corresponde a Responsabilidad Social Empresarial. Se define como la contribución activa y voluntaria al mejoramiento social, económico y medio ambiental de las empresas.
Por lo tanto, la RSE tiene el objetivo de mejorar su situación financiera en equilibrio con la sociedad y el medio ambiente.
La respuesta ha dado lugar a numerosos estudios. La mayoría coinciden en que los ODS convergen totalmente con los principios de la RSE, en tanto que establecen la conexión entre metas económicas, sociales y ambientales.
De ahí que, la toma de decisiones estratégicas en base a los ODS, puede ayudar a las empresas a generar mayores ingresos, a abrir nuevas líneas de trabajo, servicios y productos para que estos estén alineados con las necesidades futuras.
Vayamos ahora de lo general a lo particular.
Una hoja de ruta empresarial son, ni más ni menos que sus planes de negocio. Es decir, los documentos que describen las operaciones principales y los objetivos a largo plazo de su empresa.
Dicho de un modo más sencillo: es una herramienta que ayuda a planificar, de manera organizada, las próximas acciones de la empresa.
La hoja de ruta hacia la sostenibilidad es la que recoge los objetivos de reducción de la huella de carbono de la actividad empresarial, así como las metas en materia de reciclaje, economía circular… Así como las iniciativas a desarrollar para alcanzarlos.
Hay una tercera: la hoja de ruta sustentable, que es la que implica tres dimensiones: ambiental, social y económica. Es decir, una empresa sustentable es aquella que dentro de sus procesos productivos, es económicamente viable, pero también, socialmente equitativa y ambientalmente responsable.
Cinco son los pasos esenciales para la elaboración de la hoja de ruta hacia la sostenibilidad.
La telemática es, sin duda, una de las herramientas más eficaces para elaborar la hoja de ruta hacia la sostenibilidad de una empresa.
Geotab ofrece diferentes soluciones que facilitan la toma de decisiones en relación a la flota de vehículos, uno de los factores más importantes en la huella de carbono de una compañía.
A través del dispositivo GO de Geotab y de la plataforma MyGeotab, los gestores podrán conocer en tiempo real las rutas que realizan sus flotas, el tiempo de uso… Además de llevar a cabo el Informe de Adopción de Vehículos Eléctricos con recomendaciones sobre cuáles o cuántos de los vehículos de empresa pueden ser sustituidos por otros menos contaminantes.
El gestor recibirá información sobre la inversión que supondrá el paso a la movilidad eléctrica; también del ahorro, tanto económico como medioambiental.
En este sentido, las flotas que aún no han dado el paso hacia la electrificación de sus vehículos, también pueden disminuir notablemente su huella de carbono reduciendo el consumo de combustible y mejorando los hábitos de conducción. En nuestra sección de casos de éxito puedes descubrir casos de flotas que han reducido hasta un 10% el consumo de combustible, ahorrando costos y minimizando su impacto ambiental.
Además, la tecnología telemática de Geotab analiza el comportamiento de los conductores y ofrece consejos personalizados, no solo para reducir el riesgo de accidente, también para introducir como parte de la formación recomendaciones de conducción eficiente.
La Unión Europea (UE) se ha propuesto alcanzar la neutralidad en carbono en 2050. Lo anunció en diciembre de 2019, como meta estrella del Pacto Verde Europeo.
Desde entonces es este el objetivo compartido que muchas empresas fijan como reto global de su hoja de ruta hacia la sostenibilidad.
La neutralidad climática se consigue cuando se emite la misma cantidad de dióxido de carbono (CO₂) a la atmósfera de la que se retira por distintas vías, lo que deja un balance cero, también denominado huella cero de carbono.
La idea parte de la certeza de que es imposible que una empresa no deje huella en el medio ambiente en la consecución de sus negocios; pero sí que es posible hacer que sea mínima y compensar con otras actividades (por ejemplo, la reforestación de bosques) aquellas emisiones que sean inevitables.
Otra opción es la inversión en técnicas de captura y almacenamiento de carbono, por ejemplo, en formaciones geológicas o en las profundidades marinas.
También se puede reducir emisiones y avanzar hacia la neutralidad de carbono a través de la llamada “compensación de carbono”, que consiste en equilibrar las emisiones emitidas en un sector determinado mediante la reducción de CO₂ en otro lugar. Esto puede conseguirse a través de las inversiones en energía renovable, eficiencia energética y otras tecnologías no contaminantes.
España es uno de los países que se ha comprometido a alcanzar la neutralidad climática en 2050. Antes, la hoja de ruta hacia la sostenibilidad del Gobierno pasa por una reducción de las emisiones en 2030 del 55% con respecto a las registradas en 1990.
Fuente:https://www.geotab.com/es/blog/hoja-de-ruta-hacia-la-sostenibilidad/
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